miércoles, 18 de agosto de 2010

Crónicas desde la ribera del Estigio (pt. V)






hola, ¿que tal?

Leo sigue con sus manifestaciones paranormales.

a veces me siento usado, a veces cansado de no recordar quién soy
o como llegué acá y también de que Le Gris me use a su antojo
como médium o escribano de sus cuitas infernales...

esta vez no fue soñando

esta vez apareció en un largo espejo
que reposa colgado en el vestíbulo
de lo que alguna vez fue su hogar
y que ahora yo habito en calidad de inquilino
-claro está-

durante estas tres noches
inexplicablemente el espejo se empañaba y hacia la madrugada
aparecían versos escritos con un pulso muy firme
como el de un muerto

sólo hasta la madrugada de hoy Le Gris firmó su poema
pero yo ya sabía de qué se trataba,

así que desde la primera noche comencé a transcribir
y he aquí el resultado final, que comparto con Uds. pues es mi obligación:





querido Antoine
nuestro viaje continua y mis epístolas para ti
-como el Vigilante de mi Desquicio-
se sucederán varias veces más,
ya verás.

Recuerdas que al final de la tremenda visión de los Shoggoths
elevándose raudos hacia aquella misteriosa estrella,
me dirigí
hacia la cubierta para fumarme un tabaquito y calmar mis nervios,

pues bueno, esto fue lo que sucedió después:

~
El infierno, Cignus 1, la visión desde la cerradura de la puerta de Dagon y el posible retorno

salimos Howard y yo
rumbo a la quilla
él a beber su escosés
yo a fumar mi pitillo

horribles ogros ciegos y estúpidos
se agitaban por doquier ocupados
en los asuntos propios de la navegación
seguían sólo las órdenes del Barquero
y no determinaban a ninguno de los invitados

la noche era absolutamente obscura
en lugar de luna
una tierra azul brillante
en cuarto creciente
dominaba el cielo

la estrella por donde los Shoggoths
habían desaparecido hace solo unas horas
seguía brillando impoluta sobre el firmamento
y las aguas reflejaban extrañas constelaciones




el viaje seguía su rumbo incierto hasta para mí
y tan sólo una vaga idea de nuestro destino
rondaba mi cabeza y mi corazón
que cada vez estaba más oprimido
por un temor incierto, indescifrable

hombre de pocas palabras
el señor Howard contemplaba el cielo en silencio

y bebía de su escosés con parsimonia

ambos contemplamos el paisaje acodados en la quilla
cuando sentenció pausadamente:


"lo mejor está por venir, joven Le Gris,

esto ha sido sólo el preámbulo".

Le pregunté a que se refería con exactitud y me dijo que "si hasta ahora había experimentado mis propios pequeños infiernos, tenía ahora la oportunidad de presenciar el vasto horror que se esconde tras el último abismo.

el
Último abismo de Conciencia, aclaró.




Caronte es nuestro transporte,
tú eres nuestro reportero
- podría decirse-

tu serás el que observa tras la cerradura
sin poder abrir la puerta

- tal vez alguna vez regreses con el arcano descifrado
y puedas penetrar hacia dónde Randolph y yo vamos.

tienes que aprender en lo que resta del viaje,
tienes que saber distinguir, tienes que aprender a ver.

yo yo te enseñaré.

esta intempestiva irrupción de Shoggoths submarinos es una señal,
otra de tantas que no has captado por no estar adiestrado.

pero se acerca el final de nuestro viaje y sólo Caronte sabe cómo regresar.
si tú decides volver como testigo único -a riesgo que te juzguen por loco-
deberás instruir a Antoine en los menesteres necesarios para el viaje de retorno
.

pero todo a su tiempo, querido Leo, por ahora, Salut!

ha sido una noche fantástica, ¿no crees?

si, estás lleno de dudas, de interrogantes, de miedos, lo sé.

no temas, es todo lo que puedo decir.


sé que no recuerdo los detalles
de cómo llegar al puerto final
en la misteriosa tierra de Ur


pero si lo necesario
para que sepas
lo que nos espera
y puedas enfrentarlo
soportarlo





dejemos que el Barquero y el Soñador tracen la mejor ruta,
que develen en los mapas y en las bitácoras
de los primeros expedicionarios
la mejor manera de llegar.

por ahora descansemos.

mira, aún entre la bruma el sol ya sale,
será un día gris -como Le Gris-, otra buen augurio.

ese Cygnus 1, la estrella que tanto miras
es la constelación del cisne,
sólo que tienes que aprender
que no estás viéndola desde la tierra,
por lo tanto la perspectiva cambia.

por ahora no digamos más,
te espero en mi camarote,
después del medio día.

ya tendrás tiempo
para preguntar
todo lo que quieras.


buenas noches
-o mejor buenos días-
joven Le Gris




y diciendo esto, se alejo hacia su camarote, yo contemplé al cisne una vez más, antes que amaneciera del todo. para allá se habían dirigido los entes primordiales y algo me decía que hacia allá mismo era a donde nosotros también nos dirigíamos.

~

No me esperaba ese final, debo confesarlo, porque ahora deberé ensoñar más aún. hoy he recibido varios paquetes extraños dirigidos a Le Gris desde las partes más remotas del mundo. no tengo aún la autorización para abrirlos, todo a su tiempo como lo dice Howard, todo a su tiempo, por ahora a desahogarme a mis hipertextos, tanta fantasía y tanto terror me han dado hambre y ganas de buena música....

hasta la próxima, lectores, amigos, paseantes, soñadores, hasta la próxima entrega de otra crónica de Le Gris desde los Infiernos.


Antoine Gerris P.

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