viernes, 11 de septiembre de 2009

No podemos Saberlo

Hola lector@s:

Desempolvando los archivos de poesía mencontré este cortito, espero les guste:





By Natalia Ginzburg


No podemos saberlo. Nadie lo ha dicho.
Quizás allá no quede más que una red desfondada,
cuatro sillas de paja desflecadas y una galleta vieja
mordida de ratones. Es posible que Dios sea un ratón
y que corra a esconderse tan pronto nos vea entrar.
Y es posible que en cambio sea esa galleta vieja
mordisqueada y mohosa. No podemos saber.

Quizá Dios tiene miedo de nosotros y escape, y largamente
deberemos llamarlo y llamarlo con los nombres más dulces
para inducirlo a volver. Desde un punto lejano del cuarto
él nos mirará fijo, inmóvil.

Quizá Dios es pequeño como un grano de polvo,
y podremos verlo solamente al microscopio,
minúscula sombra azul detrás del cristalito, minúscula
ala negra perdida en la noche del microscopio,
y nosotros allí en pie, mudos, contemplándolo, en vilo.
Quizá Dios es grande como el mar, y lanza espuma y truena.

Quizá Dios es frío como el viento de invierno,
tal vez brama y retumba en un rumor que ensordece,
y deberemos llevar las manos a los oídos,
y agachados, temblando, replegarnos al suelo.
No podemos saber cómo es Dios. Y de todas las cosas
que quisiéramos saber, esta es la única verdaderamente esencial.

Quizá Dios es tedioso, tedioso como la lluvia
y aquel paraíso suyo es un tedio mortal.

Quizá Dios tiene anteojos negros, un echarpe de seda,
dos mastines a los flancos. Quizás use polainas
y está sentado en un rincón y no dice palabra.
Quizá tiene el pelo teñido, una radio a transistores
y se broncea las piernas en la terraza de un rascacielos.
No podemos saber. Ninguno sabe nada.
Quizá no bien lleguemos nos mandará al espacio
a comprarle pan, salame y una damajuana de vino.

Quizá Dios es tedioso, tedioso como la lluvia
y aquel paraíso suyo es la consabida música
un revolar de velos, de plumas, y de nubes
y un aroma de lirios y un tedio de muerte,
y cada tanto una media palabra para pasar el tiempo.
Quizá Dios es dos, una réplica de esposos
librados al sopor de una mesa de hotel.

Quizá Dios no tiene tiempo. Dirá que nos vayamos
y volvamos más tarde. Nosotros nos iremos de paseo,
nos sentaremos sobre un banco a contar trenes que pasan,
las hormigas, los pájaros, las naves. De aquella alta ventana
Dios se asomará a mirar las calles y la noche.

No podemos saber. Nadie lo sabe.
Es posible incluso que Dios tenga hambre y nos toque saciarlo,
quizás muere de hambre, y tiene frío, y tiembla de fiebre,
bajo una manta sucia, infestada de pulgas
y deberemos correr en busca de leche y de leña,
y telefonear a un médico, y quién sabe si a tiempo
encontraremos un teléfono, y la guía, y el número
en la noche demente, quién sabe si tenderemos suficiente dinero.


Natalia Ginzburg, nace el 14 de julio de 1916 en Palermo.

Novelista, ensayista y autora teatral está considerada como una de las
voces más originales de la literatura contemporánea. En 1942 publica en la
editorial Einaudi su primera novela, "El camino que va a la ciudad", a la
que le siguen entre otras, "Nuestros ayeres" en 1952, la novela
autobiográfica "Léxico familiar" en 1962, "Familia" en 1977 y la novela
epistolar "La ciudad y la casa" en 1984.

Muere en su casa de Roma en la noche del 6 al 7 de octubre de 1991.

2 comentarios:

Lully dijo...

Dios es todo un misterio pero rico tener el convencimiento de que existe.

La caricatura, genial!!

Un abrazo!

Nicolas Nautfal dijo...

Inspiración: certeza de nuestras posibilidades interdimensionales. Seguro la expresión poética femenina como que nos devuelve un poco a los albores de la creación, cuando La Diosa y no Dios protagonizara las famosas gestas del génesis.

Ellas tienen la palabra: sentido de la estética.

Ellas tienen el altar: su cuerpo

La Consigna

La Consigna

"las grandes verdades se dicen en los vestíbulos" E. M. C.

Desquisiada Poesía del Mundo

  • Capital del Dolor - Paul Eluard
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  • De Dónde son las Palabras - Luisa Futoranski
  • Palabras para Julia y otros Poemas - J. A. Goytisolo
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  • NOVA ET VETERA - LEÓN DE GREIFF
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  • Las Uvas de la Ira - René Char
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  • Howl - Allen Ginsberg
  • El Barco Ebrio - Arthur Rimbaud
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  • Ex Manifesto Rex - J. S. Solís C. y Luis F. Ruiz
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  • Las Iluminaciones - Arthur Rimbaud
  • Las Úlceras de Adán - Héctor Rojas Herazo
  • Los Poetas Malditos - Paul Verlaine
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