Asteasu, Guipúzcoa, 1951
Qué otra cosa podría ver un explorador cansado
dentro de los límites de un metro cuadrado de tristeza,
sino Caminos que los limoneros acompañan, sino
Colinas y ondulados Campos donde el vino ya se presiente;
plateadas, aúreas, Amaneceres, Barcos Rojos
que tripulaciones enloquecidas llevan sin rumbo;
ballenas blancas sumergiéndose en un océano cálido;
podría ver dos mujeres de vestidos anaranjados
sentadas junto a una pared incendiada por el sol;
posándose como una bandada de pájaros imaginarios.
1 comentario:
Aun estando cansado un descubridor puede descubrir, me gusta, un abrazo señor Le gris¡
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