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Al encuentro de los sueños se llega indefectiblemente solo. No es posible compartir la idílica visión de la realización. Nadie verá por nuestros ojos, ni percibirá la secreta alegría que invade nuestro espíritu. Las cimas se conquistan en una larga caminata que sume en pensamientos y reflexiones acerca de uno mismo, de sus posibilidades y limitaciones; la superación de todo obstáculo requiere de una voluntad de hierro, inquebrantable designio de sacrificio y entrega, de secreta obediencia a la vocecilla interior que dice siempre “adelante”, del silenciamiento definitivo del Asesino (Mara) que te sume en estados de terrible desesperación y desazón. La batalla es siempre contra uno mismo, contra sus propias limitaciones y deseos de poder o de acogedor descanso en lecho de seda púrpura. Uno es el único obstáculo a vencer, Uno mismo es su principal conquista; la definitiva superación, el único sueño valedero alcanzable por la vía demarcada antaño por los grandes sabios que sentados bajo el árbol Bho develaron el misterio dirigiéndose a las causas primeras y obtuvieron la felicidad entrando en el No dos, más allá de toda ilusoria dualidad que aprieta y somete como una prenda estrecha que impide y que limita el movimiento.
1 comentario:
Muy chevere lo que lei...
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