viernes, 6 de enero de 2012

el regreso del infierno



ya no recuerdo cuánto tiempo he vagado. creo que he perdido la noción misma del tiempo. parecerían años, tal vez serían eones, quizás sea solo un sueño del que no quiero despertarme. hace mucho sin embargo que Caronte partió con su barca vacía luego de desembarcar en Ry'leh su cargamento de almas. y mucho más desde que decidí seguir furtivamente los pasos de ese par de locos aventureros por la desolada y yerma llanura de Leng.

ahora, a salvo de aquellos horrores, en un pequeño rincón de los campos Elíseos repaso mis aventuras y trato de ordenar mis ideas y mis recuerdos pues tengo, por así decirlo, "todo el tiempo del mundo" para ello. Ya narraré, a su debido tiempo, cómo logré salir avante de ese vórtice de terror y obscuridad al que se dirigieron resueltos mis dos guías, de cómo descubrieron -casí ad portas de la morada del gran Cthulu-, mi peligrosa aventura a escondidas y de cómo me ayudaron a penetrar el portal por donde escapé sin rasguño alguno hacia el lugar donde ahora me encuentro.

¿y qué es lo que hago yo acá? se preguntaran ustedes. pues convivo con quienes han sido mis benefactores, una orden secreta (los 144000 justos de los que habla el profeta) que cuida deste lugar que sirve de morada a los dioses. ellos me encontraron inconsciente junto a ese gran adminículo al que llaman "El Portal". sorprendidos de ver a un simple mortal en estos parajes normalmente vetados para las especies inferiores, así que en lugar de acabar con mi vida, me llevaron a su monasterio y cuidaron de mí. me asignaron una pequeña celda y un "tutor" que se comunica conmigo en fluído español. poco a poco fui recobrando la memoria y con ella los recuerdos de mis aventuras. fue entre esas peripatéticas caminatas con Ishmael en las que comencé a recordar y a contarle algunos de mis sucesos en este "viaje por las riveras del estigio" y fue él quien me animó a ponerlo todo por escrito y fue también a partir de eso que volví a soñar y a ver en esos sueños a Antoine, a dejarle mensajes cifrados de maneras diversas como aquella lista que juiciosamente completó con ayuda de Nicolás y Sabogal.

Ishmael ha intercedido por mi ante el gran Abad y me ha sido permitido aprender su lenguaje y acceder a su biblioteca, maravillosa, está por demás decirlo. así que ahora me instruyo en variados temas, pues mi curiosidad, lejos de dormirse se ha incrementado y secretamente he comenzado a calcular la manera de volver. sé que para que eso sea posible, requiero de la ayuda de mis buenos amigos y que debo dedicar gran parte de mis noches en el estudio juicioso destos manuscritos y cómo no, en descifrar el funcionamiento
de aquel Portal. por ahora he convencido a Ishmael de la necesidad de un telescopio pequeño, un astrolabio y un sextante, pedido al que ha accedido no de muy buena gana pues tiene una mente brillante y sabe de los peligros que se avecinan en este viaje de regreso.

(el lector interesado debe revisar las sagas: crónicas desde la rivera del estigio y la necrológica de leo le gris)

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La Consigna

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  • Las Iluminaciones - Arthur Rimbaud
  • Las Úlceras de Adán - Héctor Rojas Herazo
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