mañanas
soleadas
y tardes
grises
soleadas
y tardes
grises
madrugadas
de radiales ondas
noticiosas
largas sesiones
de Jazz
de Rock
de Son
lluviosas noches
plagadas de ondas
musicales invasivas
horas que pasan lentas
soplan vientos de ausencia
mientras degusto un tinto amargo
y un cigarrillo rubio y sin fitro
fuera, una danza de paraguas
plúmbeos, negros, multicolores
los transeuntes presurosos
y empapados
charcas como oceános
ríos en lugar de avenidas
y yo tras el cristal
observando distraido
el corre corre
la música de fondo se cuela
y tarareo el inicio de
"esperando por mi Dealer"
ha sonado
"Mañana de Domingo"
y he vuelto a ser feliz
como aquella vez
luego del concierto
en el Portal Norte
esperando el transmi-bus
a las seis de la mañana
de un domingo
-¡qué casualidad!-
y el fluir de la vida
era delicioso a pesar de
y nada importaba
porque todo estaba bien
estabas con quien querias estar
y viceversa
ahora estaba conmigo mismo
Leo Le Gris bajo su techo
en una tarde fría y grís
y era al menos divertido
estar del otro lado del cristal.
1 comentario:
El menos dvertido? de ambos lados del cristal se tiene diversión, sólo hay que sacarle provecho a cada momento.
Afuera, sentimos el viento, la lluvia, la brisa, el roce de la gente al pasar; hay una cacofonía armoniosa y urbana.
Adentro, somos cómplices de los cambios de matices que le día nos va jugando, somos cómplices del cristal, que lo ve todo, y se divierte con los absurdos de la vida.
Un abrazo!
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