viernes, 12 de marzo de 2010

Invita - Lema Orante


¡hola! ¿cómo van?

¡bueno pues me alegra que estén bien!

hoy empieza una nueva sección en el desquicio, se trata del Lema Orante, que se publica semanalmente en ésta página que recomiendo visiten.


Invita

¿Somos… invitados… al banquete de la vida?
¿Es la vida, una invitación… selectiva?
¿Vivir invita a vivir… invitando la llegada de la vida?
Seguramente, todas las preguntas tendrían un “sí”… como respuesta.
Y también un “no”, como ejercicio, como testimonio.

Un “sí” en lo intelectual, en lo filosófico, lo ético y lo moral… pero, realmente, en lo testimonial, el ser dista mucho de comportarse como un invitado… al festín de la vida.


El sentido orante nos… “invita” a que descubramos esa vibración que supone la consciencia de “invitado”; de “invitada”.


Nos incita también, el sentido orante, a que seamos anfitriones de una invitación. Y, en esa medida, seamos acogedores… receptáculos…


Si cada mañana al despertar, exclamamos: "Soy, de nuevo, invitado a vivir… De nuevo me invitan a opinar, a hablar, a actuar… Y, abriendo mis sentidos, me puedo dar cuenta de que, ciertamente, soy un invitado.


Y, como invitado, me tratan. Porque, a pesar de las inmensas distancias entre el convivir de cada lugar de la especie… –a pesar de esas inmensas, insisto, distancias–, cada cual, en su opción de vivir, es… un invitado.

El hambriento, el sediento, el golpeado, el encerrado…


Podríamos decir que no son tratados como invitados, pero… sería un error de concepto, porque estaríamos atados a las características de la invitación.


Si abrimos el compás de nuestros… sin-prejuicios, el vivir, como acontecimiento extraordinario, sea lo que sea, es una invitación a participar de un hecho excepcional como es la vida en este universo, hasta donde conocemos.

Ahora, ¡dénse cuenta de lo que supone sentirse invitado por La Creación!


La Creación “me” invita. Y ese “invitar”, no solamente significa que soy un invitado a la vida y que ésta me da su recibimiento, sino que también implica un envite; un invitar a participar, a darse en esa invitación, mostrando –como hace cualquier invitado– su mejor gala, su mejor diálogo, su mejor gusto…

No es –sin duda- el mismo tipo de reacción y de comportamiento, si me siento invitado que si me siento allegado, cercano, obligado, cansado, decepcionado…


Pueden ser, eso, “circunstancias” que rodean a la invitación, pero el sentido trascendente que lo orante conlleva en la invitación, es sentirse y descubrirse, realmente, un invitado.


¡Y es así porque!… la llegada en tránsito de cada ser, en este tiempo de vivir, es una invitación selectiva.
Y éste, aquél o el otro, viven porque es necesario –¡es necesario!–, ‘creadoramente’, que se esté.

“In…vita”: “dentro de… la vida”.

Ésa es la especialidad del invitado: estar dentro de la vida; implicado. Dejar de ser espectador de las otras vidas.
Ser el actor… invitado que comparte; que se compagina; que se congratula con otras expresiones de vida.

¿No son acaso, en la vida, magnificas invitaciones, las de un ave que vuela… las de un pez en el agua… la de una flor que nos mira…?

Igual que invitado se es, cada cual se convierte en una réplica de esa invitación. Y, bajo la referencia orante, uno… ¡invita!... a todo el entorno, de lo mejor que tiene; de lo más significativo, de lo más sutil o de lo más precioso.

El invitado… no defrauda a quien le invita.
Más bien, considera… un privilegio, el haber sido invitado.

¡Qué prestigio de “auto…valoración” supone el sentirse invitado por… La Creación!


¿Qué responsabilidad y preguntas… se hace el invitado, a propósito de cómo comportarse, cómo relacionarse, cómo estar…? ¿En qué medida respondo a esa invitación, y en qué forma tengo que… desarrollarme?

También el invitado, en señal de agradecimiento, suele portar algún… ¡detalle! para quien le invita.
Algún gesto… Alguna actitud…


Y, en ese sentido, cada invitado debería considerar… qué es lo que ha llevado al festín de la vida; qué aporta, en señal de respeto, agradecimiento…

¡Que cada ser se pregunte, como invitado, qué… qué “de nuevo”… doy!
Qué “de nuevo”, supone mi presencia…

No es la mejor versión, la que, habitualmente, presenta el ser… como invitado.
Quizás porque no lo sabe… Quizás porque no lo ve… no se siente invitado. Más bien, por el contrario, se siente agraviado… incomodado… disgustado…


Pero, probablemente, esas cualidades las haya… vivido, como consecuencia del entorno, de otros muchos más que no se sienten invitados. Y que conciben la invitación como… esa acción de un ser sobre otro. No le dan la connotación trascendente que implica ¡vivir!... ¡estar!, ¡sentir!...

Aun a riesgo –por las defensas y los prejuicios que tiene el invitado-… aun a riesgo de no saber estar, de no comportarse adecuadamente, no estar a la altura de la invitación, aun a riesgo de ello, no podemos eludir la invitación.

La invitación que nos hace la Creación, es de naturaleza infinita.
Si somos una génesis de esa Creación, nuestra actitud como invitados no está supeditada a limites, sino que está “supeditada” –entre comillas- a las condiciones en que se desarrolla la invitación.

Una de las características más sobresalientes que genera la invitación, es el respeto… ¡hacia quien me invita!... y por el hecho de ser un invitado…
Respeto: algo que se precipita y se desagua y se pierde… agigantadamente.
Y que, en la medida en que nos sentimos, como orantes, invitados, rescatamos esa faceta del invitado…
Y nos hacemos dignos de esa invitación.

¡Y un detalle más!... a propósito del invitado:

Cuando nos invitan, es porque… quien nos invita, nos tiene un “aprecio” especial. ¡Cuenta!... con nosotros. Tiene una… una relación, más o menos estrecha, pero importante. Somos algo en la consciencia infinita del invitador.

Y nos invitan, porque, realmente, el aprecio tiene un aroma de Amor.

¡Invitados! ¡Congratulados! ¡Amados!

Amén.

6 comentarios:

Nash dijo...

Ok, he sido invitada a la vida, pero no se quién me invitó... mis papás?? o a ellos los invitaron a tener una hijita tan linda como yo??... ni idea, mientras seré respetuosa con todos y todo, pq no se quién haya sido el invitador.

Unknown dijo...

te invitó la creación, llámala como quieras: Dios, Caos, Universo, Pacha Mama, lo cierto es que lo hizo, te invitó a vivir la vida y eso es lo que cuenta, porque cada uno de nosotros tiene una misión, así no la sepamos aún claridad, nadie está aqui para nada o por nada...

un saludo de finde semana!

Leo

furgoner dijo...

me parece bueno
lo tuve que leer dos veces

no sé si porque estoy fumao
o porque lo escribiste fumao

está bueno Leo

furgoner dijo...

ahora en serio


la creacion es algo que me visita diariamente, tomandola como algo artistico, aunque hay una cracion
LA CREACION esa
inmaculada
religiosa
que da vida
que da amor
que todos los dias nos permite ver la luz, respirar el aire, mirar chicas, oler plantas, hablar con amigos, blogear, comer cosas ricas,
y todo eso creando
y creyendo
porque sino se cree
no se crea

no sé si lo dijiste vos
o lo escuhé
pero me gustó la idea
de creer para crear

abrazo

lully dijo...

la vida es todo un canto de emociones y de vivencias que nos acercan a las personas. Adoro vivir, es lo máximo.

Besitos para querido Leo.

Unknown dijo...

jajaja...Furgo lo postiè fumao pero no lo escribi yo, es del Maestro de la Escuela Neijing en España... y yo tambien lo tuve que leer mas de dos veces. Y tienes razon, para crear hay que creer, y creer no significa acercarse a la iglesia y darse golpes de pecho, es la actitud con la que asumes el dia a dia, es el corazon que le pones a todo lo que haces asi como vos con tus dibujos o este humilde servidor con sus pequeñas exploraciones poeticas... y Lully, yo tambien adoro vivir y sentir toda esa gama de emociones que la vida nos brinda

besitos amistosos para ti mi querida Lully! a Furgo abrazos!

La Consigna

La Consigna

"las grandes verdades se dicen en los vestíbulos" E. M. C.

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  • El Pesa-Nervios - Antonin Artaud
  • El Testamento - Francois Villón
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  • Las Iluminaciones - Arthur Rimbaud
  • Las Úlceras de Adán - Héctor Rojas Herazo
  • Los Poetas Malditos - Paul Verlaine
  • Peleando a la Contra - Henry Chinaski
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