By
H. P. Lovecraft
En cierta hora de la penumbra crepuscular,
Casi siempre en otoño, cuando el viento estelar se derrama
Por las calles altas de la colina, que están desiertas
Pero muestran luces tempranas en cómodes habitaciones.
Las hojas muertas se precipitan con giros fantásticos, raros
Y el humo de las chimeneas se arremolina con gracia extraña
Siguiendo geometrías del espacio exterior,
Mientras Fomalhaut vigila a través de las nieblas del sur.
Esta es la hora en que los poetas lunáticos saben
Qué hongos brotan en Yuggoth, y qué perfumes
Y matices de flores llenan los continentes de Nithon,
tales que no se propagan en los pobres jardines terrestres.
Pero, por cada sueño que estos vientos nos traen,
¡barren otra docena de los nuestros!
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