martes, 3 de noviembre de 2009

Carta a todos los Colinos del Mundo

Hola Segnores y segnoras:

Por: Principito Mestizo, redactor del blog amigo: a media cuadra

Piensa en el bareto. Piénsalo bien; cómo olería, su sabor, la manera como fue pegado, el lapso entre el aspirar el humo, y soltarlo al fin mientras sube el vaho que es ese momento suspendido que llamamos plon.


Piensa en la línea. Ese aroma extraño y familiar, el sabor que regocija la ansiedad y disgusta a las papilas, el mezclarse con la saliva, el entumecimiento de los dientes. El embale.


Piensa la bicha. El escozor hormonal que antecede el mechazo, la candela, agüita a la boca, el volcán, el zarandeo de tripas entero y de pronto la aromática dulzura.

Piensa el gale. La bolsa que se hincha y deshincha, el color que es alguno que se parece a los demás, el respirar ancho y puro del pulmón engalochado: la posesión del hambre y los espacios.




Podríamos pararnos en la misma raya que marcaron los hipócritas y llamar drogas a las sustancias que alteran la mente y los sentidos. Hay cantidad de imaginerías acerca de las drogas; que se alucina con la marihuana, que el perico causa un efecto de éxtasis inmediato, que el pegante calma el hambre, y todas esas falacias, producto de nuestra ignorancia, alimentan el derrotero de los ya mencionados hipócritas.

La prohibición es una medida inviable, siempre habrá infractores decía Antonin Artaud, y es producto de la mentalidad unidimensional del conquistador que llama barbarie a lo que no conoce y civilización a lo que se le parece, o a lo que es idéntico a sí mismo; aun mas tratándose del puritanismo contrarreformista que castró el sol en América. Hijos de puta, mil veces, que echaron la maldición sobre los hijos de los hijos de nuestros ancestros; o sea nosotros.



El trabajo de la tierra es el conocimiento de la tierra, la comprensión de la matriz en donde germina la vida, en donde se pone a descansar el cadáver. De ella nace el muérdago, la más sagrada planta de los druidas celtas cuyo conocimiento era la llave de salvación para la sanación de los enfermos que eran arrastrados hacia Tech Duin, la región de los muertos. También la ganja, crecida a orillas del sagrado rio Ganges, y que fue usada como herramienta de dominación por los arios que dominaron la antigua civilización del Indo, es una planta sagrada. Por fortuna en Sudáfrica y Jamaica su sentido primordial, de libertad y consciencia fue rescatado por las comunidades rastafari.


Inclusive la uva, tan inocente en el helado de salpicón, fue convertida en vino por los pobladores del mediterráneo, fenicios y etruscos, de quienes los actuales franceses e italianos heredan el escrupuloso arte de la vid. Cómo no conmoverse con esa imagen bellísima de García Márquez de una fragata española encallada en tierra colombiana, y sobre la cual, con el paso del tiempo, florecieron millones de amapolas.


El tabaco es otra planta sagrada, de la cual los muyscas derivaron el rape y el ambil, luego de un conocimiento profundo de sus propiedades y de una relación alma con alma con la tierra.

La coca, sagradísima, solo cultivable en los andes y llanos de América, jamás en las regiones septentrionales, jamás en las insulares, solo en el trópico nace y esto, porque la planta también es consciencia; ella sabe lo que nosotros hacemos con sus poderes, sabe de la guerra en su nombre, y su madre (de la Coca y del lector) ha atestiguado la guerra que esa guerra ha arrojado.


La herejía de los hipócritas no puede, no debe ser legitimada; ellos, ahora gamonales, huasipungueros y terratenientes fueron antaño encomenderos y doctrineros que agujerearon a puñal y arcabuz a nuestros indígenas, corrijo, a nuestros padres y madres, y hermanos y hermanas.

Las plantas han de estar de nuestro lado no en contra, así como el conocimiento y la educación. Del peyotl al yagé y el borrachero e inclusive el hongo debemos hacer espíritu, y es que el espíritu no es una cosa intangible, para nada; es el aquí, el alimento que nace también de la tierra, el agua, es respirar, es la palabra y es la historia. y ya que mencionamos el peyotl aprovechemos para mencionar la cortina de humo que fue la gripe policial – o porcina? – , pues no solo coincide con el recrudecimiento de la guerra en la frontera México-gringa – por la Coca colombiana– sino con el primer debate por la legalización de la marihuana en Latinoamérica. Coincidencial? No joda.


De nuevo la mano hipócrita. Prohibir aumenta los costos, cosa de oferta y demanda. Ay…el capital. Qué pensaran los señores de la democracia de los ácidos industriales que huelen los niños de la ciudad, será culpa del narcotráfico? O del oscurantismo neoliberal que tantas anoréxicas ha producido.


Tuve un sueño: estaba en Guatavita y el vapor de las aguas se alzaba denso, cuando se disipó, vi en la otra orilla a una mujer con un niño de la mano y serpientes enroscándosele en los senos; junto a ellos uno, dos, miles de seres, la piel ocre los rasgos indios. El cielo se abrió como una marejada… entonces desperté. Y decidí escribir este artículo.

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La Consigna

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"las grandes verdades se dicen en los vestíbulos" E. M. C.

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  • 100 Poemas - Li Po
  • El hombre aproximativo - Triztán Tzara
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  • Presencia Terrible (Take III) - Juan E.Domínguez, A. Teófilo Hernández, Martin Pinot Picabia
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  • Palabras para Julia y otros Poemas - J. A. Goytisolo
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  • NOVA ET VETERA - LEÓN DE GREIFF
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  • Song To Myself - Walt Whitman
  • Las Hojas de Hypnos - René Char
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  • Las Úlceras de Adán - Héctor Rojas Herazo
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