De la violencia, la pantomima, las marchas, los medios y la poca memoria de mi pueblo

Dadas las circunstancias políticas, sociales y económicas en las que se encuentra sumido mi país, no sólo ahora sino desde hace ya varias décadas atrás, y porque los colombianos carecemos de memoria histórica y sólo podemos recordar lo que los medios de comunicación quieren que recordemos, puesto que controlan lo que vemos y oímos a diario, y porque es una obligación ciudadana dar a conocer la otra cara de la moneda, para poder al menos vislumbrar el escenario completo en el que se desarrollan los hechos, y dada la polarización provocada por los medios y los falsos líderes, haciéndonos creer que el asunto es de “malos” vs. “buenos”, este desquiciado ciudadano colombiano se atreve a publicar aquí su humilde opinión. Usted es libre querido lector de opinar a favor o en contra.

Revisemos un poco los hechos – lo poco que sé acerca de ello y que nunca me enseñaron en el cole – y veamos por qué estamos en las que estamos y los errores que los textos oficiales de historia patria no nos dicen:

1.- Creer que Colombia es una nación independiente: En apariencia esto es una verdad que no amerita discusión (tenemos símbolos patrios, unas fronteras delimitadas un puesto en la ONU), pero que no es del todo cierta pues, en el momento en que se dejó de ser una colonia española y se pretendió comenzar con un proyecto autónomo de nación, se pasó a manos de una oligarquía de criollos De Origen Noble, herederos de la “sangre azul” europea y de las tierras que antaño pertenecieran a los pueblos aborígenes a quienes se exterminó sin misericordia. Un mundo pasando por encima del otro, hasta borrarlo del mapa.

Era ese momento el adecuado para resarcir el camino, deshacer el entuerto español y comenzar desde cero: La repartición equitativa de la tierra, la reorganización de las instituciones españolas para crear un estado moderno, abolir la esclavitud, dar comienzo a la industrialización y a los proyectos educativos para los menos favorecidos, etc. Pero en cambio se comienza endeudados, asintiendo calladamente y con la cabeza gacha y en actitud sumisa ante los ingleses, quienes siempre desearon El Dorado allende los mares, de los cuales ya eran dueños y los norteamericanos, sedientos de expansión y abanderados del comercio del azúcar y el algodón (otros el Dorado). Ambos promulgando falsamente las banderas de la libertad pero para su beneficio.

Cuánto se demoró el estado en cobrar regalías por el petróleo que se llevaban las multinacionales es algo que muy pocos saben, pero fueron demasiados años hasta que sucedió a medias. Esto para citar tan solo un ejemplo.

2.- Pensar que el conflicto armado es producto de no se sabe bien que circunstancias en la que unos bandoleros que se refugian en la selva, secuestran gente porque sí (quieren dinero, buscan el poder, son malvados per se) y se dedican a hacer la guerra para desestabilizar el país: Mentira flagrante.

La violencia surgió en el mismo momento en que los españoles decidieron poner su pie en estas tierras y nunca ha terminado. Primero los indígenas, luego los comuneros, después la campaña libertadora y todas sus sutilezas, Bolívar promulgando la libertad y la igualdad y Santander llevando a cabo mas de un macabro intento (no todos fallidos) para desequilibrar el proyecto de la nueva granada, conspirando contra los auténticos intereses de las masas oprimidas que veián en Bolivar a su libertador. No creo que muchos de los colombianos sepan el verdadero motivo de la separación de Venezuela y Ecuador del proyecto Granadino (volvemos a hablar de esclavitud).

Luego, una vez consolidados los partidos políticos, el conflicto entre “Liberales” y “Conservadores”: “La Guerra de los Mil Días”, los Pájaros (matones a sueldo a mediados de siglo), y que sembraron el terror en los campos y ciudades, el Frente Nacional, el asesinato de Gaitán, su consecuente “Bogotazo”, y un tiempo después el nacimiento de la guerrilla en Marquetalia debido a los excesos del ejercito oficial cumpliendo ordenes ciegas de la misma oligarquía. El M – 19, la Unión Patriótica, la toma del Palacio de Justicia y el terrorismo del estado que sistemáticamente los exterminó a los líderes populares cuando se le otorgó a la insurgencia de izquierda el estatus político.

Los comienzos del narcotráfico en los setentas, dieron el penúltimo giro macabro a una violencia que se niega a abandonarnos. Y ahora, muchos de los colombianos que pensaban que el socialismo y el comunismo podrían ser la solución y la justificación de la lucha armada como medio para lograr la equidad social y el progreso, quedaron desilusionados. Los que pretendían reconstruir la nueva Colombia se dejaron tentar por el tesoro del oro blanco. Actores anónimos, nuevos capos millonarios que pusieron su granito de arena y llevaron la violencia de nuevo a las ciudades, encontrando la quinta pata del gato. Entonces, cuando se tenía claro que la lucha era entre el estado y los insurgentes y el estado contra los capos, aparecen los ejércitos privados de derecha, que tampoco demoraron en meter sus manos en la colada de las drogas y el tráfico. Conclusión: hemos vivido en la violencia desde la época de nuestros tatara–tatarabuelos y lo único que ha sucedido es que el novillo del desorden está hoy aún más enredado que antes.

3.- Pensar que la solución sigue siendo la guerra, disfrazada ya de muchas formas, no la típica guerra de guerrillas, la guerra de medios, que una vez más son meros negocios de los dueños del país (¿es necesario que los nombre?), en pos de la desinformación y la manipulación mediática lograda a través de culebrones que embotan la mente y castran la imaginación. Pensar que habrán ganadores, que se les mostrará a los "malos" como Chávez o Piedad Córdoba o Tirofijo o Mancuso que los "buenos" somos más (incluyase aqui a Uribe, a los Araujo y al resto de los congresistas y representantes), cuando ya no hay ni malos ni buenos, solo víctimas, de uno, o del otro, o del tercer o cuarto bando en conflicto.

La guerra económica, psicológica, química, en la que solamente ganan quienes proveen las armas, sean cuales fueren. Pensar que si se extermina al otro, la paz habrá de llegar, sin darse cuenta que la paz nunca se ha conseguido por medio de la violencia. Piensan que existe una auténtica Justicia porque los corruptos pagan sus crímenes en cárceles especialmente diseñadas para ellos y pagan condenas irrisorias, que la violencia es menor porque algunos actores están también están tras las rejas y se les ha "reparado" a las víctimas.

La situación es mucho más compleja, cada día son más los compatriotas desplazados, cada vez son más los niños sin escuela, los chicos que se quedan sin acceder a la universidad o a un trabajo decente y productivo mientras, como dice Jim, “gordos y obesos generales sedientos de sangre joven” siguen sacándole provecho a las armas gastando una a una generaciones y generaciones de posibles médicos, músicos, poetas, científicos, sin que eso les inmute en lo absoluto. Políticos sin escrúpulos desangran las débiles finanzas estatales endeudándonos aún más con los mismos de siempre. La tierra sigue sin repartirse de unba manera justa, los bosques desaparecen, las riquezas minerales se pierden en manos ajenas que se enriquecen casi sin pagar impuestos. Los pobres se mueren en las calles de física hambre o recorriendo los hospitales sin lograr que los atiendan, los desalojan de sus casas para construir bodegas o vías para sacar los recursos a las extranjas. Y unos y otros, ciudadanos y actores, creen que es posible vencer, cuando llevamos 50 o más años todos perdiendo y perdiéndonos.

A mí también me conmueven los secuestrados y los presos políticos, y me doy cuenta de la farsa montada desde ambos lados del conflicto. Secuestradas rozagantes y limpias luego de pasar años en la selva. Paras en la cárcel pidiendo auxilios para sus militantes desmovilizados mientras que las bandas emergentes siguen exterminando sindicalistas y lideres populares y los desplazados siguen pidiendo limosna en la calle sin poder regresar a sus parcelas porque temen por sus vidas o a las minas quiebrapatas y cada vez son más que vienen desde las cuatro esquinas del territorio. La selva sigue siendo derribada para que los Junkies gringos y europeos tengan qué esnifar y qué meterse en sus cuerpos, igual que sus abuelos lo hacían con el té y el chocolate que endulzaban con la roja azúcar producida por los esclavos, sin importarles un comino a qué precio resulta. Y mejor no hablemos de los combustibles biológicos, que producen el mismo efecto dañino que antes trajo el banano y los monocultivos y que sirven solamente para que los dueños del mundo puedan seguir derrochando lujos.

Dirigentes ciegos, guerrilleros necios, paramilitares sanguinarios, generales ineptos, periodistas parcializados, ministros mentirosos, curas gordos y pederastas que absuelven conciencias sin preguntar el crimen, jueces corruptos. Todos han olvidado el principio fundamental, el mensaje primigenio, priomulgado hace milenios por los grandes hombres, hombres como Budha, Mahoma o Jesús: Amor, queridos lectores, AMOR, y puede sonar cursi, y pueden decirme que el Hippismo es decadente y hace rato que lo enterraron los mismos hippies. Yo pugno por la tolerancia, por la libertad, por el albedrío, por la equidad y las necesidades satisfechas, por salud y educación, para todos y todas, niños y ancianos, blancos, negros y mestizos. Acuérdense que la diferencia y la pluralidad es el comienzo del renacimiento, pero observo cada día como la mediocridad es la verdadera ganadora, la mediocridad de dirigentes y estadistas y la de todos nosotros porque no queremos ver un poco más allá de lo que RCN Caracol, Anncol o Venevisión quieren hacernos creer. El cambio es de actitud frente a la vida. Dirán algunos que decírselo a un desplazado o a una madre de ciudad Bolivar sería ridículo, pero es mucho peor dejarse convencer así nomás.

Vuelve la vista hacia ti mismo, ¿cuánto amor puedes albergar en ti?, ¿cuanto eres capaz de dar?

La violencia del conflicto ha endurecido nuestros corazones, te invito a que no seas parte de la pantomima, quieres quitarte la venda, tan solo hazlo, comienza por ti mismo, es fácil, no requiere demasiado esfuerzo, comienza por no creer en todo lo que la caja tonta te dice. Más allá de todas las ideologías que castran y clasifican, se halla la absoluta libertad del individuo. Nadie puede jamás amarrar las ideas, ellas vuelan siempre hacia el cielo azul.

Todos podemos emprender el viaje hacia un futuro diferente, no mejor ni peor, tan sólo diferente.