Así como llegó se fue, pero nunca dejará de ser mi mascota, o Chau a Bach

Si, queridos lectores, estoy huérfano. Luego de 9 meses compartiendo mi vida con un bello perro, llevé a cabo la decisión más dificil que he tomado en estos días, enviarlo de recreo a la finca del abuelo, por un periodo indeterminado de tiempo.

Tenía sentimientos encontrados, es decir, me encantaba como era Bach conmigo, juguetón, cariñoso, tierno. Pero por otra parte, él necesitaba, espacio para jugar, tiempo para crear mejores lazos, dedicación, en suma dedicación.

El cariño fue mutuo, desde la primera vez que nos vimos y con el pasar de los meses, fuimos los mejores amigos.

Es un perro muy listo y soportó muy bien la temporada de vacaciones en la que se quedó con los vigilantes de la UN. Le gustó tanto que venía y los visitaba seguido. Recorrió cada uno de los rincones del campus, feliz y contento.

Eso fue lo que me animó a enviarlo via aérea a mi tierra, a la finca del abuelo a que corra y juegue y se revuelque todo lo que quiera.

Espero que siga siendo mi perro, mi amigo incondicional, y que disfrute de su nueva estancia. Ojalá que los lazos que creamos en estos meses, sirvan para que me recuerde.

Lo extraño, pero como buen "padre" que creo ser, quiero siempre lo mejor para mis "hijos". Espero volver pronto y jugar con él en medio del campo.

Este post es en su memoria, desde que era un bebé hasta casi su primer año de vida.

Sigue siendo igual de tierno y suavesito, no parece que tuviera esos genes de perro de guardia, aunque su ladrido suena amenazante por lo grave, siempre fue muy consentido, muy mimado.

Agradezco a todos mis amigos que sacando tiempo libre, a pesar de sus ocupaciones, se tomaron el trabajo de retratarlo y hacerle un completo estudio fotográfico a mi perro loko. Hay fotos de ellos y algunas que le tomé yo mismo un domingo de octubre, a sus nueve meses.

Aqui les dejo entonces algunas imágenes de mi querido Bach.

A los tres meses de edad.

Con el "papá" y el "abuelo" materno.

Con la mamá... Linka

Dando sus primeros pasos. Recuerdo que fue gracias a Ximena.

Cuando cabía en el sofá de la casa.

Y finalemente, cuando tenía "nariz de pan viejo".

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Ahora, vuelvo a estar solo en casa, pero me siento bien de saber que Bach está mucho mejor allá con más aire, espacio y tiempo para jugar, buscar novia y ser un perro feliz y contento.

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Espero verte pronto mi querido amigo perruno.