PARIA

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By Tristán Corbiere

Que se ofrezcan repúblicas,
¡hombres libres! - dogal al cuello-

Que pueblen sus nidos domésticos!...

En cuanto a mí soy el flaco cuclillo.

-Yo,- corazón eunuco, vaciado
de lo que moja y lo que vibra...

Qué me importa su Libertad,
a mí: siempre solo. Siempre libre.

-Mi patria... en cualquier lugar del mundo;
y, ya que el planeta es redondo,
no temo ver su extremo...

Allí donde la planto está mi patria:
tierra o mar, está bajo mis pies
cuando parado.

Cuando estoy acostado: mi patria
es la cama sola y adolorida
donde voy a forzar con mis brazos
mi mitad, como yo, sin alma;
y mi mitad es una mujer...

Una mujer que no poseo.

-Mi ideal: un sueño hueco;
mi horizonte- lo imprevisto-
y la añoranza del país me devora...
de ese país que nunca he visto.

Que los corderos sigan su camino,
de Carcassonne a Tombouctu...

A mí, es el camino quien me sigue.

Me seguirá sin duda a cualquier parte.

Mi pabellón sobre mí tiembla,
tiene el cielo por corona:
es la brisa en mis cabellos...

Y en cualquier idioma
puedo sufrir una arenga;
puedo callarme si es mi deseo.

Mi pensamiento es un soplo árido:
es aire. El aire es mío dondequiera.

Y mi palabra eco vacío
que nada dice- y eso es todo.

Mi pasado: es lo que olvido.

La única cosa que me ata,
es mi mano en mi otra mano.

Mi recuerdo- ¡Nada! Es mi huella.

Mi presente, es todo lo que ocurre

Mi porvenir- Mañana... mañana.

No conozco a mi semejante;
yo soy lo que hago de mí.

- El yo humano es abominable...

- Ni me amo ni me odio.

- Vamos! la vida es una chica
que me ha tomado para su diversión...

La mía es: ponerla en harapos,
prostituirla sin deseo.

-¿Dioses?... - Por azar pude nacer;
quizás ellos existan- por azar...

Si quieren conocerme
sabrán bien donde encontrarme.

- Donde sea que muera, mi patria
se abrirá, sin que se la ruegue,
bastante grande para mi mortaja...

Una mortaja: ¿para qué?

Ya que mi patria está en tierra
mi osamenta irá allí por sí sola.


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