Para Mark Sandman
(1953 – 1999)
Las tardes son largas y frías, lánguidas y desabridas como un mal pintado paisaje. Sólo las dulces, suaves melodías de la caja de arena de Mark, con su pulimentada poesía lírica; el saxo que se entromete y complementa sus delicados arreglos. Fármaco para el alma, cuando el tiempo se detiene; suave Morfina que cala los sentidos y hace pensar que la música realmente es el ars magna. Hoy supe, aunque muy tarde ya, que El Hombre de la Caja de Arena murió prematuramente hace algunos años. Pero tengo su música, su pequeña gran obra, moderna reliquia que atesoro y que escucho con deleite en estas largas y tediosas tardes de invierno...
2 comentarios:
En la caja de arena vibran los infiernos de saxo y los bajos endiablados del titiritero. Tratala bien, no sea que se vaya a la gran ciudad. Buena, no tanto: lo digo, es indispensable, sale como pandora a revelarle secretos a los hombres por que entre mujeres todo se sabe: lo divino y lo humano. Italia no está mal, lo malo es no seguir contando el cuento ya que esta vida de perros y de reyes y proletarios es lo mejor que tenemos... por el momento.
sip, no hay nada mejor, solo el fín del mundo, al avanzar...
(como dijo Arthur en sus Iluminaciones)
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